martes, 21 de septiembre de 2010

Hipotesis ensoñadoras.

...no podría evitar el acercar mi respiración a su blanca tez, y a sus labios rosados sobre esas nieves endiosadas que tiene por mejillas... No podría evitar el no dejar de mirar esos dos luceros que lleva en lugar de los ojos de la gente común, el no poder dejar de acariciar la parte de su cuerpo más cercana a mi mano como si fuera lo ultimo que fuera a tocar en esta vida por mi muerte simultanea mañana por la mañana...
No podría evitar el echarla de menos esta noche, cuando yo me vaya a dormir a mi cama a soportar la soledad del día a día a la que me condena mi ser poeta y de la que ella me habría salvado hoy...
Ella, la enfermiza pasión de mi mente con la que sueño cada noche, incluso antes de caer en el plácido estado que tanto se asemeja a salir al paso de la eternidad...
Ella, esa dulce y agresiva luz de mi mundo, que es para este lo que el sol para la tierra. O, mas bien... Querría que así fuera, por querer y anhelar sentir su calor sobre mi.
Ese cuerpo, mi mayor temor por ser mi mayor pasión...

Una obsesión que me devuelve la vida, una obsesión insana,
pero tan sana para mi como para una vaca la lechuga, o como para un humano el ejercicio.
Ella es...
Mi sutil musa del erotismo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

La paz de mis ojos se llama Mar.

Vivo para sentir, y mi sentir solo nace para morir.
Acabo de perder la poca comprensión que quedaba en mi sobre todo esto.
Entre los aguijones y las abejas, y los hilos finos y las vidas,
y todo ese rollo de la reminiscencia y la transmigración,
el sida que es tan pegadizo como la puta canción del waka waka,
y tantos papeles por aquí, con tantas velas,
la visualización de mi cuarto en llamas
y mi muerte, y las turbulencias en mis ojos que se vuelven mar.

Por fin, el mar...
Qué paz.
El mar es Elalef.
El mar es la eternidad, donde nada pesa tanto como aquí, y donde no hay muros ni murallas, ni fuego que arrase con mi cuarto, ni abejas, ni canciones... Sería el mejor sitio para vivir.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Nada, una vez más.

Y yo que ahora solo quiero sentir, cuando mi más preciado sueño siempre ha sido dejar de hacerlo para no sufrir...
Ahora que lo único que anhelo es que algo pase, que una luz me ilumine, que llegue un ángel a salvarme de esta abominable mortalidad.

Ahora que solo quiero gritar, ahora que puedo.
No tengo nada digno de ser lanzado a los cuatro vientos.
¡Oh, vergüenza y vacuidad!
No tengo nada en tanto que de la nada formo parte.

Pues si he de seguir siendo nada, nadie podrá encontrarme.

Incienso.

Un grito de placer de una agonizante belleza. De una naturaleza muerta... Un destello de vida. Sus claros ojos cobran lucidez, y llega a mi un ebrio rumor. Un trepidante sonido se escucha, incesante, en mis adentros. Silbidos agudos suben desde mi vientre y se hacen insondables y fulgorosos en mi corazón. Con todo esto siento en mi rostro un inmenso calor... Mi garganta se entumece y mi mirada se enturbia. La siento excesivamente cerca, no puedo mirarla, siento el calor de su cuerpo en el lado izquierdo del mio. Estoy sentada y he de mirar hacia arriba para divisar su grandeza, su deidad. Pero no puedo, ella me habla, espera a que la mire, no se marcha, y mi vergüenza y mi angustia crecen más y más. De pronto, solo me queda recordar que estamos en clase de geografía, que ella es mi profesora y que si quiero seguir la clase he de escuchar la respuesta a la pregunta que he formulado yo misma. Pero se queda cerca, ronda mi mesa como esperando que la tarea de impartir clases se le haga mas amena con los comentarios y preguntas que todo profesor espera de un alumno y que solo yo me atengo a realizar.
Ella es Dama. Es la Diosa Muerta de la Naturaleza. La diosa cuyo nombre no se ha de pronunciar.

Y es que cuando hay una musa cerca, un poeta es incapaz de eludirla.

Buscando en el bahúl de los recuerdos.

Que me gustaría devorarte, que me gustaría no tener que callarme.

Que me gustaría ser tu sol de todos los días, poder dejar que el mundo pare alrededor y disfrutar de tu piel, de su calor.

Siento una y mil veces decirlo, pero me gustaría tanto poder guardar en mi tu olor...

Siento que el mundo puede acabar en cualquier momento, y quisiera que sucediera estando entre tus brazos.

Llámame cursi, romaticona, sensiblera... Todo sera verdad. No puedo evitarlo.

Mis labios no podrán hablar, pero mi mente viaja rauda y veloz, y es inevitable que saque todos estos sentimientos de mi (ya exploto suficientemente fuerte por dentro sacándolos incluso...).

Ahora nada vale nada. Las miradas, las caricias, todo es tan mágico... pero no vale nada.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Ojos sordos.

Basta que sobre decirlo,
pues oír con los ojos es de amor don delicado
y todo lo que digo,
habrías de leerlo en mi amor callado.
Te quiero.
Y te lo digo con la voz porque con el corazón no puedo,
tu don esta apagado
y tus ojos no pueden ver lo que con mi corazón hablo.
Te lo digo con mi voz y sigues sin escuchar nada.
Con fervor y pasión puede gritar mi lengua
a tus oídos castigados,
y los pinceles de mi alma pueden hermosura dibujar
a tus ojos sordos
que impertérrita seguirá tu mirada.
Mi corazón te habla
más con él no puedo decir nada.
Pero si aquí estuvieras
ya que aquí no te hallas,
hasta con las manos pudiera
regalarte briosa algazara ,
que tu pena sofocar no consiguiera.

Hada Clara.

Por infusión ha de ser tu nombre el tuyo, que mio el mio por infusión no sea,
pues yo me lo cambio a menudo, y el tuyo siempre tuyo se queda.
"Noche es el día hasta que verte no consigo.
Día las noches que soñando estoy contigo."
Es tu nombre tuyo, y él es por ti lo que tú evocas.
Dulce y Clara hada virgen.
Así os siento, a ti y a tu nombre;
Siempre que en mi soledad a oscuras me hallo, tu fulgorosa mirada me enfoca, y tu voz, mentirosa, me confunde.
Tu amor el más puro,
y tu nombre lo único que a tu amor nombra,
por ser insondable en la profundidad del mayor abismo
indecible por tanto, quien ose pronunciarlo
atrapado sin retorno caerá en tu hechizo.