lunes, 18 de julio de 2011

Todos los Días son Hoy.

Todo resulta del revés.
Y resulta, que así todo está bien.
Que así es como tiene que ser.
No hallo explicación alguna para tanto sinsentido,
para tanto vacío.
Mas que, que es así como es,
así como me siento en este momento,
he de sentirme en este momento.

Y me siento ajena a mi;
me voy para no irme.
Otro absurdo más, con todo el sentido posible.
Me voy de mi, huyo,
porque si me quedo, llegará la locura y me arrebatará del todo.
Así que, si, me voy para no irme.
Pero es tan nihilista esto de sentirme ajena a mi
que no se si puedo sobrevivir en este mundo
tan lleno de obscenidad y poco decoro
vagando sola, sin mi.

Sería como pasear por las calles de París con un agujero en el pecho en el que no haya corazón.
Y más que "sería", es.
Porque todos los días son hoy.
Y el pensamiento de que todos los días son hoy, es muy voluble,
pues si lo piensas un día en el que resulta que te encuentras bien,
que todo funciona y si no funciona no importa, porque sigues estando bien,
es maravilloso, porque todos los días son hoy, y hoy es un buen día.
Pero si se te ocurre pensar que todos los días son hoy en uno de esos días en los que podrías tirarte por una ventana y no morirte, que el dolor físico que te causara la caída no dolería más que el dolor que recorre todas las venas de tu cuerpo inyectándote la angustia que te pesa incluso para poder dar un paso y llegar a la cama para dormir y no sentir nada más...
Es fatídico, el peor presajio para poder llegar a volver a tener ganas de vivir de nuevo.
Para poder volver a colmar tu alma de ilusiones y de alegrías...
De emociones, y quitarte ese vacío que te llena y te arrastra a la amargura de vivir una vida muerta.
Muerta de sensaciones.
Muerta.
Porque todos los días son hoy, y hoy es el peor día.