viernes, 9 de enero de 2009

Careces de fundamento alguno, por ser fundamento de todo.

Porque tu, dama luminosa gracias al magnifico fulgor que te brindan las propias estrellas, al igual que la voluntad, careces de fundamento alguno, por ser fundamento de todo.
Tu esencia nace en el olimpo, allí donde rige la nada.
Tu ser, inexistente, como todos, creado de infinidad de pequeñas y mágicas semillas, reluce en la tiniebla, en forma de ser que todo lo salva.
Eres una carta del destino, el As en mi baraja, por el paso repentino del tiempo, ya ajada; un ángel que llega del cielo, con el propósito de convertirse en divina hada, que solo con su mirar, da la vida a todo lo que con sus claros ojos halla.
Eres una fuerza, una amazona, una verdadera dama.
Eres una estrella, que aunque fugaz, siempre en el recuerdo se guarda.