miércoles, 16 de octubre de 2013

Dos veces Bella, por Tu Ser y por Absurda.

Lo real me produce asma,
como a Cioran.
Y lo que me creas tú, inesperada,
no es algo que pueda expresar.

Inesperada como un arcoíris sin agua,
como un susto en pleno agosto,
como una lluvia en el desierto
o como los besos en bocas desesperadas.

Inesperada, que has llegado sin avisar,
justo cuando menos lo esperaba y,
mírate, aquí estás, incrustada.

Como un piojo que se agarra a la masa capilar,
como un corazón roto
que de su amor no se quiere separar.

Te llevo clavada sin razón en mi alma.

Y qué le voy a hacer,
si mis deseos parecen ser de otra persona,
si no me los espero
y me obligan a correr como una loca detrás de algo que desconozco y que no creo querer conocer.
Funcionan por cuenta ajena,
son autónomos de mi ser.
Trabajan para mi
pero no me hago responsable de ellos.

Y sintiéndolo mucho, estoy enamorada de ti.

No te asustes, pequeña flor, que ha sido sin querer...
Yo buscaba quererme a mí, pero te has antepuesto a mis deseos
lo que implica, que eres dos veces más rápida que yo.
Corres como una gacela por mi corazón,
y yo aquí, mirándote pasar,
ensimismada en ti...
Enamorada sin remedio, que no sin razón,
que razones tengo;
A ver si va a resultar ahora, que el que una gacela ande corriendo sin ton ni son por tu corazón, no va a ser razón suficiente para sentir este inmenso amor que siento yo.

viernes, 17 de mayo de 2013

La Piedra que Cayó al Mar.

Quiero llorar.
Llorar hasta reventar.
Quiero sacar de dentro toda esta mierda que me inunda.
Que no sé si es mierda o vacío.
Espero que sea mierda, porque como sea vacío no sé cómo lo voy a llorar.

Quiero llorar toda la pena.
Quiero llorar todas las cosas que me duelen, que me quitan la vida de puntillas
para no asustar.
Que no me asustan por mi rudeza,
pero que me duelen igual.

Quiero llorar todos los momentos en que quise estar muerta
para olvidarlos y no querer morir nunca más.

Quiero sentir belleza, suavidad, bienestar.
Pero quiero sentirlo de verdad.
Con la pureza de un blanco infinito,
como el de la vela del velero que surca ese insondable mar.

Quiero tantas cosas.
Que si se cumplieran todas,
seguiría queriendo más.


martes, 30 de abril de 2013

Pero No.

Cuando no se tiene nada... Se valora más todo.. O no. Si, se empieza por añorar, por desear, por soñar.. Sobre todo por soñar... Y ya después si eso, se valora.
Digo si eso, porque todos nos acostumbramos más fácilmente al bienestar que al malestar.
El malestar es sentido a cada momento, lo sientes constantemente, como una mochila que te pesa a la espalda y de la que no te puedes desprender, pero ay.. El bienestar.... El bienestar es otra cosa muy diferente.
¿Cómo calificaríais el bienestar? ¿Cómo definirlo? ¿Cómo?
Yo no sé porque es, pero puedo, como todo el mundo, vaticinar, imaginar e idear... Puedo decir que hay personas que se sienten peor con el bienestar que con el malestar. Porque el malestar es algo, que quieras que no, te hace sentirte, te hace sentirte en ti, como persona, como humano, como ente, como ser. Te hace saber que estas, que tienes algo, sobre todo algo por lo qué luchar; el bienestar.
¿Y una vez conseguido? ¿Qué? ¿Qué pasa entonces?
Lo lógico sería que esa persona se esfumase, se convirtiera en polvo, que muriese repentinamente con una sonrisa de paz como epitafio de despedida.
Pero no.
Aquí nos quedamos, sin saber que hacer, con la ausencia del malestar que nos daba el sentido de la vida.
¿Y que se hace después con el bienestar? ¿Cómo seguir sintiéndote vivo con un bienestar que no te hace sentir nada más que.... Que.... Que.......... Ausencia. Ausencia de vida. Ausencia de sentido. Ausencia de SENTIR.
Aquí es donde esperáis la ansiada respuesta, la que yo también espero.

No sé qué se hace con el.
No sé si reciclarlo, o si comérmelo junto con la ansiedad de no sentir nada más que ausencia, y con toda la cantidad de comida que ingiero al día para sentir que me lleno de algo.
No sé si crear un espacio en mi mente en el que pueda asesinarlo y guardar su cadaver como recuerdo constante que me haga saber que estoy mal de nuevo.
O si cogerlo un día y darle una charla de madre a hija, y hacerle saber, que no de puede ser tan cruel. Que en la vida, los humanos necesitamos saber que existimos, que somos, y que para eso, necesitamos estar mal también.
Que no sea tan egoísta.

Que al fin y al cabo, lo que todos queremos es estar bien.