sábado, 10 de octubre de 2009

El regalo más grande.

Todo lo anterior me parece falso desde que llegaste tú.

Nunca he creído en la eternidad, en el amor para siempre, en esas tonterías que se dicen sin pensar. Pero ahora, ahora no es que crea, es que quiero creer. Quiero creerte para siempre, quiero poder ser feliz junto a ti todo lo que me quede de vida.

Soy capaz ahora mismo de decir los mayores absurdos con la mayor razón, mi razón eres tú.



Cada vez que sonríes se me corta la respiración, para imaginar que muero así, absorta en tu sonrisa y en tu felicidad, para que mi última imagen sea la más hermosa, tu rostro sonriendo, clavado en mi mente, cosido y bordado a la perfección, aunque no necesite ningún tipo de florituras para ser lo más bello que cualquier persona tenga el placer de ver.
Cada vez que te arrimas a mi, que me tocas o que siento tus labios acercándose a los mios para sentirlos se mueve algo liquido y estilizado dentro de mi, sube y baja y me hace sentir que nada mas bello puedo encontrar fuera de ese momento, fuera de ti.
Cuando estas distante, en un mundo en el que yo no puedo entrar porque no sé dónde esta, ni porqué esta, ni en qué parte de el te podré encontrar, siento que nunca más te podré alcanzar, y espero ansiosa y sigilosamente el instante en el que vuelvas a mi lado para una vez más, querer que no te vuelvas a marchar.
Porque cuando te vas todo para, el mundo se vuelve estático y pesado, y la existencia me ahoga en un mar de años interminables que me hacen envejecer más de lo debido para mi temprana edad. El cielo se nubla para mi, las gotas de las tempestuosas tormentas que crecen en mi cabeza me empapan hasta el alma y me siento fría y mojada.
Y cuando me doy cuenta de que te tengo a mi lado, de que estas ahí porque eres tú quien ha decidido estar en este lugar junto a mi y no en otro sola o junto a otra persona, cada músculo de mi cuerpo se hincha de felicidad dandome pie a querer gritar para soltar toda la tensión que crea en mi el amor que llevo dentro, el amor que cada día crece por ti, que tú alimentas y que tú haces crecer. Gritar que te quiero sin que me importe lo que diga la gente, que para mí eres tú el regalo más grande, y que te agradezco con lo mas sincero de mi corazón el que me quieras y me hagas sentir día tras día tan sumamente feliz.

Yo nunca me había sentido así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario