lunes, 8 de diciembre de 2008

Deshaciendo Construcciones.

Siete años. La primera vez que pronuncie la palabra “Lesbiana”, mi edad era de siete insignificantes años.
- Ama… Yo no quiero ser lesbiana… - Yo lloraba, desolada. Siempre había sido demasiado diferente, como para, además, ser lesbiana.
Mi voz fue el eco de un sistema que discrimina sin una razón adecuada, que margina a minorías y que solo deja que se marquen los roles que algunos quieren que se marquen.
Siempre he sido una niña muy susceptible, muy cariñosa y muy fácil de enamorar, y también de utilizar.
Me “enamoraba” de todas las chicas que veía, de mis compañeras del colegio, y, así, mi vida siempre estuvo vacía, porque, por el miedo a sentirme apartada, no me atrevía a decir nada.
Se reían de mi. Yo era la rara.
Mi madre me decía que se me pasaría, y, por tanto, se me tenía que pasar.
Así fue como empezó una larga mentira en mi vida, mentira que en algún momento me esforcé tanto en creer, que llegue a creer que aquel era mi estilo de vida.
Empezó en mi vida el momento de ser una niña hetero-normalizada según el sistema.
En mi clase, me atreví a mentir a mis compañeras;
- Me gusta Angel Mari.
El era el rarito, como yo, uno de los pocos que no tenían novia, yo era la única niña que no tenía ni novio, ni novia. Pero no podía tener novia. Debía tener un novio.
Pase unos años escondida tras esa mentira de un novio, logre pasar desapercibida. Estaba eufórica, porque había conseguido ser a lo que la sociedad tiende a llamar “normal”, pero mi interior siempre ha estado demasiado lleno, siempre he pensado demasiado, y aquella niña de siete años, asustada por el miedo de ser lesbiana -cosa que siempre estaba estrechamente atada a la soledad, a la rareza, a lo anormal- , seguía en mi, escondida, pero siguió allí los diez siguientes años de mi vida.
A los trece llego el punto culminante, un punto en el que, solo era, como la gente me decía que debía ser; Una niña guapa, heterosexual y siempre con novio. Siempre con novio.
Si no tenia novio, tenia que follar con muchos chicos, y si tenia novio, follar mucho con el. Las relaciones de mí alrededor funcionaban así, y eran la mayoría. La sociedad tiende a normalizar las acciones que llevan a cabo las grandes mayorías, y así fui creada yo, un monstruo, una maquina, solo que yo descubrí el secreto, yo me supe revelar, y ahora quieren destruirme; “No puedes crear un monstruo y luego quejarte por los daños que el mismo causa.” Al poco tiempo siempre me sentía tan vacía como al principio, pero durante tres largos años fui una yegua desgastada, orgullosa de arrastrarse por el suelo.
No me gustan los chicos. Nunca me han gustado, pero si mis amigas decían que uno era guapo, él tenía que ser mío. Yo era la niña hetero-normalizada suprema. La más normal. La más hetero.
Al fin, a mis diecisiete recién cumplidos, hace cuatro meses que me libre de mi mentira integral hacia el mundo, hacia la sociedad, pero, más que hacia cualquier otra cosa, hacia mi.
Me acepto y me entiendo, me consuelo y me quiero, porque, gracias a este sistema que me creaba el concepto de diferencia entre heterosexual y homosexual, y, además me determinaba que el “normal” era el heterosexual, todavía tengo dentro de mi ser a esa pequeña niña de siete años que, a veces, llora porque no quiere ser lesbiana.
Intento hacerle entrar en razón, decirle que no pasa nada. Le digo, que ser lesbiana no es ser diferente, no es ser rara. Ella, al final se calma, y me contesta;
- Tienes razón, no pasa nada!! A todos los chicos de mi clase también les gustan las chicas!
Tiene una sonrisa inocente y de convicción, me rio, conmovida, y le beso fuertemente en la mejilla.
Si, ahora, ya, el sistema no me dice nada, y sigo siendo la rara, pero no me preocupa. Soy lesbiana, y tanto yo como mi yo de siete años estamos orgullosas de aceptarlo y de no ser victimas de los prejuicios creados por décadas de control sobre la sociedad humana. Ella ya no llora porque no quiere ser lesbiana. Lo sé porque no la he vuelto a ver, y lo sé también porque desde que ella no llora, yo me siento mejor; Mas libre y mas sincera. Mas ubicada en el lugar de donde soy.
Aceptarlo por fin, fue una bomba, una bomba que contra toda predicción, acalla la guerra e intenta hacer que el mundo funcione mejor.
Y aunque ahora me atreva a hablar, a quejarme, a reivindicar, sigo teniendo esa vida vacía, porque no encuentro lo que busco, y no creo que nunca lo vaya a encontrar. Es la ley de las personas insatisfechas perpetuas, de las que no aceptan el estilo de vida convencional, de las buscadoras de términos indefinidos y de aquellas personas que deciden sumergirse en el aura de la rebeldía, que se transforma en una vida bohemia, en una independencia para-con el sistema.

3 comentarios:

  1. Patri, soy Pernan, el "profe" del taller de arte del Ametsen Ekaitza. Te felicito por tu blog! Es genial! Tu ansiedad te impulsará a crear poesía toda tu vida, tendrás que aprender a vivir con ello, luego duele menos, sé de lo que hablo. Hago unos comics de una Lesbiana poeta, no es coña, miralos en mi blog, aqui: http://www.pernangoni.com/blog/tag/florecilla/

    Un besazo! Sigue dando caña, no estás sola contra el mundo! Muak!

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  2. La verdad es que produce cierta angustia, tu forma de expresarlo.

    Rebelarte contra el sistema, optar por otro modo de vida que no concuerde con el de la mayoría, es siempre difícil, pero a su vez gratificante.

    Personalmente me resulta liberador el hecho de saber que de la misma forma que tendré con confrontar con quienes no acepten que siga mis propias pautas, puedo encontrar el apoyo de quienes al igual que yo, hayan tomado la determinación de ser mujeres insurrectas.

    Felicidades por el blog.

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  3. Me gusta leer de tu pasado,dice tanto de tu presente...Alguien me dijo una vez que pensar tanto no podia ser bueno,y yo me lo crei.Leerte me ayuda a pensar en cosas que quise olvidar

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