martes, 10 de abril de 2012

Solo un Poquito para una Explosión.

No sabría decirle...
Disculpe, señorita,
¿Estoy soñando
o el brillo que queda en mis labios
es realmente un vestigio de los suyos?

Perdoneme... Pero no puedo llegar a entender
cómo puede su cabello rozar mi rostro con tan infinita ternura,
siendo yo una simple piedrecilla
y su eminencia una hermosa montaña
de tan desmesurada altura...

Vuelva a disculparme, hermosa dama...
Y dígame, claramente y sin rodeos,
si se ha puesto usted en los dientes estrellas directamente
o si se le iluminan solos por el poder de la fuerza que su ser emana
para ser contagiada a esta humilde servidora
que por un destello procedente de vos
daría la vida,
que sin ese brillo no tendría sentido
pues es por lo único que late con tanta fuerza mi corazón.

Ahora deje de decirme, bella flor,
y mire y escuche con atención;

Su talla no menguara nunca,
pues siempre estaré yo,
para hacerla a vos, mi señora
entre todas, más grande que ninguna.

La fuerza que se vislumbra entre sus labios
por razón de ser sus dientes los que atraen a las estrellas,
prometole, muy dueña mía, no terminara jamas,
pues yo estaré siempre a su lado,
para cuando empiece su brillo a flaquear,
toda la fuerza de mi amor por vos poderle dar.

Y le aseguro, por lo que usted quiera y por dios
que aun agotada la fuente de esa energía, que sois vos,
la energía en sí nunca se podrá agotar;

Hay en mi más amor por vos,
de lo que soy en mi, toda yo.

4 comentarios: