jueves, 13 de enero de 2011

Escúchame. Que yo me derrito.

Por eso no me importa que me llames rara o que me hables de entierros.
Por eso no me importa que me pidas razones de todo, y te llamo cascarrabias para que tú me contestes; Yo no soy cascarrabias.
Y no me importa ponerme rancia a veces, para que tu me llames rancia.
Y te hablaría de ruiseñores y de relámpagos sin razón alguna para que pronunciaras mis palabras y para que me volvieras a llamar rara.
Me encanta que digas que tienes cara de ratón, aunque mi pensamiento y mi opinión se alejen mucho de tus palabras al decirlo.
Y desde que te conozco, me gustan más aun los verbos en infinitivo;
Cantar, reír, comer, hablar, soñar...
¿No te has dado cuenta de que te saco mucho el tema de la cerveza?
No me importa que digas que no te importa, siempre que lo digas hablando y que no lo sientas.
Y cuando consigo que me digas que quieres hacerme el amor...
Tengo que apretar los ojos y respirar profundo para que no me explote el corazón.

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